Cuando alguno de nuestros hijos nos formula la pregunta, la respuesta casi siempre es automática: «los quiero a todos por igual».
Esta respuesta cuantitativa por lo general se ajusta a la verdad, pues difícilmente querramos a un hijo más que a otro. Y también es la más lógica, ya que nos garantiza no herir los sentimientos de nadie.
Sin embargo, pareciera que este tipo de respuesta cuantitativa no es la que más agrada al niño, quien queda como esperando otra cosa. Para un niño es frustrante que lo quieran igual que a los otros.
Una alternativa interesante puede consistir en enfocar la respuesta desde una óptica cualitativa, es decir destacando o señalando aquellos aspectos que hacen a ese niño alguien único para nosotros («a vos te quiero de una manera especial porque sos muy cariñoso y me decís cosas graciosas»). De esta forma propiciamos al niño una respuesta que lo hace sentirse especial, que lo reconoce como sujeto. No lo queremos más que a los otros, pero lo queremos de una forma distinta.
Así, lo que nace como una pregunta incómoda puede ser una oportunidad para reconocer y valorar los aspectos positivos del niño. También le estamos enseñando una forma más sincera y comprometida de apreciar a las personas, y que querer a alguien no implica la preferencia sobre otros.
Psic. Mariano Dicosimo.