Hacerles creer a los niños que existe un señor Papá Noel que les traerá regalos depende de las tradiciones que cada familia elije recrear. Pero asustarlos con la idea de que si no se porta bien «Papá Noel no te traerá nada», se constituye en un mensaje doblemente contraproducente.
Por un lado, los niños se ilusionan en torno a esta figura mágica paterna que hace regalos y se angustian ante la posibilidad de no ser elegidos por él. Para los niños esto equivaldría a una pérdida de carácter Ontológico: la de su niñez (el Ser), caerse de ese universo privilegiado de los que reciben regalos de Papá Noel (parece una locura pero son las tradiciones que elegimos trasmitir a nuestros hijos). Esta construcción de una figura divina parece seguir la misma línea conceptual de otras deidades, seres poderosos que podrían utilizar sus dones tanto para premiar y bendecir, como para vigilar y castigar. Son formas de control social que vendría bien pensar sino son particularmente nocivas si son aplicadas directamente para ejercer presión sobre los niños.
Por otra parte, quienes deben sancionar los malos comportamientos de los hijos son los padres, y delegar esta responsabilidad en un tercero (en este caso Papá Noel) no hace más que restarles autoridad. Y por si todo esto fuera poco, como por lo general «Papá Noel siempre llega», el mensaje acerca de la relación entre el comportamiento y los regalos termina siendo bastante confuso.
¡Felices fiestas!
Psicólogo Mariano Dicosimo 