Uno de los temas que más me interesa como psicólogo es ayudar a las personas que sufren de ataques de pánico a recuperar el control y plenitud de sus vidas. Y dentro de lo que se pueda, me importa que esto suceda en el menor tiempo posible.
La primer pregunta que suele surgir en la consulta es:
¿Lograré algún día superar las crisis de pánico? Hay muchas probabilidades de que sí. Cerca del 90% de las personas que son debidamente tratadas lo superan, en un plazo relativamente breve y sin la necesidad de apoyarse en medicamentos.
Ahora bien, quiero anticiparte que yo no te daré ni “las 5 claves para solucionar…”, o los “7 consejos que…», ni “los 8 pasos para que puedas…”. Y no es porque no quiera, sino simplemente porque me consta que no te dará resultados. Si bien los síntomas pueden ser universales, son solo la punta del iceberg y en cada persona el problema funciona de una manera diferente. Dejemos los trucos para los magos. Como psicólogo intentaré ayudarte para que comprendas:
- qué es un ataque de pánico
- porqué no lo estás pudiendo gestionar
- cual es el mapa para que encuentres la salida (un mapa es solo una guía, el camino será tu camino y lo recorrerás según cómo funcione tu problema)
¿QUÉ ES UN ATAQUE DE PÁNICO?
Se trata de una experiencia de ansiedad desmedida, que se presenta por lo general de forma súbita y consta de 3 momentos principales:
- fase 1: inicio o percepción
- fase 2: de reacción o pánico
- fase 3: de evitación
Presta mucha atención a estos 3 momentos que acabo de mencionar y que ahora describiré, léelo varias veces porque es muy importante.
La fase de inicio (fase1) es la percepción de miedo ante una situación potencialmente peligrosa. No me detendré aquí en si el peligro es real o imaginario, lo importante es cómo lo percibimos. Puede ser mientras conducimos en el coche, o por tener que salir a la calle de manera imprevista, o entrar en un sitio con mucha gente. A veces el miedo surge en situaciones predecibles, otras de forma inesperada (como dije, en cada persona funciona diferente).
Esta primer fase dura muy pocos segundos, y muchas veces ni siquiera tomamos conciencia de esta experiencia, porque lo que más nos preocupa es lo que seguirá después.
La fase de reacción o pánico (fase 2): es la explosión química y psicológica de ansiedad con la que reacciona nuestro cuerpo y nuestra mente luego de percibir el miedo. Esta fase ya la debes conocer muy bien: Palpitaciones, agitación, presión en el pecho, pérdida del equilibrio, temblores, mareos, sensación de extrañeza, etc. Algunas personas piensan que se pueden llegar a morir o volverse locas, otras temen perder el control o que la gente se de cuenta. Esta fase puede durar varios minutos, es la experiencia más desagradable de todo el proceso y justamente por esto, muchas personas intentarán luego evitar que se vuelva a repetir, dando lugar así al tercer momento o fase.
Fase de evitación (fase 3): consiste en toda una serie de rituales que ejecutamos a los fines de que no se vuelvan a repetir los ataques de pánico. Llevar medicación, mantenerse cerca de algún familiar, evitar ciertos lugares, etc. En este punto, el pánico ya es el director de orquesta de tu vida cotidiana y, no me cansaré de decírtelo, ¡cada persona intenta evitarlo de una manera diferente!
¿PORQUÉ NO LO ESTÁS PUDIENDO GESTIONAR?
Si tus ataques de pánico no cesan o incluso empeoran cada vez más, se debe a que te estás concentrando en lo que te sucede durante la fase 2 o de reacción, es decir la explosión de ansiedad. Tratar de controlar las sensaciones físicas del pánico es lo primero que intentamos, porque como dijimos, son realmente desagradables. Pero créeme si te digo que no te servirá de mucho, y pronto verás porqué.
A decir verdad, la mayoría de las alternativas terapéuticas para el pánico también persiguen este objetivo de controlar los síntomas de ansiedad. Me refiero a la medicación con ansiolíticos, las técnicas de relajación/respiración y la psicoterapia de entrenamiento cognitivo. Lamentablemente, el que parece ser el camino principal, a menudo nos conduce a callejones sin salida.
¿CUAL ES EL MAPA PARA IDENTIFICAR LA SALIDA DE ESTE PROBLEMA?
Hace algunos años, psicólogos e investigadores que trabajan desde Terapia Breve Estratégica, descubrieron que la manera más eficaz para gestionar los ataques de pánico consiste en trabajar el aspecto más fugaz y escurridizo de todo el proceso. Se trata de ese momento del cual, como te contaba al comienzo, muchas veces ni siquiera tomamos conciencia: la percepción del miedo (fase 1). La medicación psiquiátrica reduce momentáneamente los síntomas, la punta del iceberg (fase 2). Pero no modifica tu percepción del miedo (fase 1). Tampoco los ejercicios de respiración o control mental: Decirte a ti misma durante una crisis de ansiedad “tranquila, respira profundo que todo va a estar bien”, es como enfrentarte a golpes de puño con un tigre hambriento. A la larga nunca no te dará grandes resultados porque la parte de tu cerebro que regula el miedo es autónoma y no responde a los pensamientos, ¡sino a la experiencia!
Por eso cuando intentas controlar tus sensaciones físicas racionalmente, es como si quisieses apagar el fuego echando más leña. El descontrol aumenta y, con ello también aumenta tu miedo, lo que te genera más síntomas de ansiedad, antes los cuales aumentan tus intentos de control y así se produce una espiral de miedo-ansiedad-descontrol que concluye en la crisis que tanto tememos.
METODO DE INTERVENCION:
Desde la Terapia Estratégica se aborda este problema hablando en su mismo idioma. Es decir, con un método operativo, basado en intervenciones diseñadas a medida para modificar y reconstruir tus propias experiencias emocionales referidas al miedo. Si gestionas el miedo, los síntomas físicos de la ansiedad nunca llegarán a alcanzar el umbral del pánico. Lo más importante es realizar un diagnóstico preciso para conocer el funcionamiento específico de tu problema. La duración del tratamiento oscila entre las 12 y 15 sesiones. En cada encuentro se monitorean los resultados obtenidos y se hacen los reajustes necesarios para direccionar el cambio. Según las estadísticas, el 88% de los pacientes que son tratados debidamente, superan este problema en un lapso de tiempo relativamente breve, con resultados que se mantienen a lo largo del tiempo.